ROSQUILLA
La rosquilla es un dulce frito u horneado hecho con distintos tipos de masa, desde una masa más o menos esponjosa hasta masa hojaldradas. Tiene forma toroide, es decir, forma de rosca, de ahí su nombre.
INGREDIENTES :
250 g. de Harina Normal
60 ml. de Aceite de oliva Suave
40 ml. de Anís Seco
60 g. de Azúcar
1/2 Sobre de Levadura (7 gramos)
2 Huevos
Piel de Naranja y Limón
Aceite de Girasol
Azúcar para el exterior de las rosquillas
PREPARACIÓN
En una sartén pones el aceite de oliva y le añades un trozo de piel de naranja y otro de limón. Intenta que tenga la menor parte blanca posible.
Lo calientas y verás que en un par de minutos las pieles están tostadas. Lo retiras del fuego y esperas a que se temple el aceite.
El aceite de oliva es mejor que lo uses suave, para que no aporte mucho sabor. También puedes eliminar de la receta el paso de aromatizar el aceite, pero le da un toque muy rico al resultado final.
En un recipiente amplio pones el aceite de oliva, el anís, el azúcar, la levadura y los huevos y lo mezclas todo muy bien con unas varillas. Puedes hacerlo con batidora pero no es necesario.
El objetivo del paso anterior es que no haya grumos de levadura y que el huevo esté bien repartido.
A continuación añades toda la harina y lo mezclas todo bien hasta que te quede una masa lisa y sin grumos.
Cuando la tengas preparada la dejas en el bol, tapada con un paño de algodón bien limpio durante un mínimo de 30 minutos.
Pasado ese tiempo, la destapas y te untas aceite en las manos para que la masa no se te pegue.
También pones aceite en la encimera o en el plato donde vayas a colocar las rosquillas antes de freirlas.
Vas cogiendo pedacitos de masa y dándole forma de rosquilla.
Puedes hacerlo de dos maneras: Le das forma de cilindro alargado y después unes los extremos. Haces una bolita y le abres un agujero en el medio.
En una sartén pones abundante aceite de girasol y lo calientas a fuego medio-alto.
No lo pongas demasiado fuerte porque las rosquillas tienen que hacerse por dentro. Si lo pones muy fuerte las quemarás por fuera y no estará la masa hecha en el interior.
Una vez que estén fritas las sacas a un plato con papel absorbente.
Mientras estén aún calientes las pasas por azúcar para que se quede pegado, si se enfrían el azúcar no se fijará en la rosquilla.